La casa del Colegio Sagrado Corazón de Venta de Baños será el lugar de acogida para la II Formación Nacional de My Mission, un evento que reunirá a casi 30 participantes comprometidos con un gran objetivo: prepararse para vivir una experiencia misionera en América Latina. Ecuador, Argentina y Venezuela serán los destinos que estos corazones generosos visitarán, llevando consigo un mensaje de fe, amor y esperanza.
Reflexión, formación y comunidad
Bajo el lema: «¿Cómo es la cultura misionera que nos acoge fuera de nuestras fronteras y cómo debemos acogerla nosotros?», este encuentro buscará resolver las preguntas fundamentales del misionero, así como ayudar a los participantes a preparar su corazón para este gran viaje. En el proceso, pasarán de centrarse en el «hacer» al profundo «ser», entendiendo que la verdadera acción misionera comienza desde el interior.
Durante el fin de semana, los participantes disfrutarán de:
- Formación estructurada: Sesiones formativas que explorarán las claves culturales y espirituales necesarias para vivir plenamente la misión.
- Práctica en acción: Ejercicios y talleres para aprender a desenvolverse en el entorno misionero y en la vida comunitaria.
- Convivencia en comunidad: Momentos para compartir, reflexionar y fortalecer la unión entre los futuros misioneros, una dimensión clave para el trabajo en terreno.
Con corazón abierto a la misión
Esta formación será un espacio para abrir el corazón a la acción de Dios, dejando que él guíe cada paso de este camino misionero. La vida en comunidad, la reflexión personal y la ilusión por compartir el amor cristiano serán los pilares sobre los que estos 30 participantes construirán su experiencia.
Desde el Colegio Sagrado Corazón de Venta de Baños, nos sentimos orgullosos de ser anfitriones de este evento tan especial y deseamos que el aprendizaje adquirido durante la II Formación Nacional de My Mission sea el comienzo de un viaje lleno de bendiciones.
Uniendo fronteras, construyendo corazones
La misión no solo consiste en viajar a otro país, sino en acoger, aprender y compartir, permitiendo que nuestras diferencias culturales se conviertan en riqueza espiritual. Rezamos por cada uno de los participantes para que su camino sea guiado por la luz de Cristo y que puedan ser testimonio vivo de su amor.
¡Adelante, misioneros!